El Paisaje Cultural Cafetero de Colombia (PCCC) es un tesoro vivo, un territorio donde la labor de los campesinos ha esculpido un entorno único en el mundo. El Valle del Cauca, conocido por la calidez de su gente y la riqueza de su tierra, alberga a diez de los municipios que son la esencia de este patrimonio.
Más allá de los grandes latifundios, en estos pueblos, la caficultura es un modo de vida, una herencia que se transmite de generación en generación. Aquí, los pequeños productores son los verdaderos guardianes del paisaje. Sus fincas, a menudo rodeadas de exuberantes bosques nativos, son laboratorios de tradición e innovación. Ellos son los encargados de cuidar la tierra, seleccionar las variedades de café que mejor se adaptan a su microclima y aplicar un conocimiento ancestral que se ha negado a desaparecer.
El Águila, Alcalá, Ansermanuevo, Argelia, Ulloa, Caicedonia, Sevilla, Riofrío, Trujillo, El Cairo:
En estos territorios, el café no es solo un producto, es el motor que impulsa la economía, la cultura y la vida social. Es el vínculo que une a las familias, a las comunidades y a la tierra. A través de este proyecto, buscamos visibilizar el trabajo de estos campesinos y el rol vital que cumplen en la preservación del Paisaje Cultural Cafetero, asegurando que su legado perdure para las futuras generaciones.